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Remontándonos al boom del telégrafo eléctrico (aún en la primera mitad del siglo XIX), nos encontramos con una gran diversidad de modelos en comparación de la nueva tecnología. Por lo que en algunos países se optó por delegar la inversión en las grandes empresas (generalmente, las ferroviarias) mientras que en otros se optó directamente por el monopolio estatal. Pero en cualquier caso, la gestión de las redes o los sistemas de comunicación de ese entonces, no tardó en convertirse en monopolio en la mayoría de los países.
Con la invención de la radio llega la telegrafía sin hilos, esto quiere decir que existió las primeras transmisiones mediante una aspira de alambre conductor, es así que la telegrafía va evolucionando y nace un interés por los grandes grupos económicos, como es el caso de la Marconi´s Wireless Telegraph Company, la cual logra monopolizar el uso de éste en muchos países gracias a sus patentes, pero muchos otros como Francia, Rusia y EE.UU, no la aceptan. Pero definitivamente EE.UU acabó por ceder ante grupos de presión económica. No obstante, tras la Primera Guerra Mundial, para evadir las demandas por infracción de patentes, decidieron revocar su patente y devolvérsela a Nikola Tesla.
Aunque la tecnología necesaria para realizar emisiones de radiodifusión se encontraba en uso desde principios de siglo, tan sólo había sido utilizada profesionalmente como una extensión de la telegrafía y la telefonía. No fue hasta 1920 que se empezó a concebir la explotación de la radio como un medio de comunicación de masas. En EEUU se permitió la aparición de diversas cadenas privadas, en Europa y, evidentemente, en cualquier país que viviera en dictadura, se optó por los monopolios estatales.
Un fenómeno digno de mención es la llamada Radio Liberty de EE.UU, una emisora que nació durante la guerra fría (en 1959) como megáfono de la propaganda estadounidense tras el telón de acero. Se convertiría así en la única competencia del monopolio estatal de radio. Con el fin de la guerra fría entró en decadencia y actualmente, si bien sigue radiando su mensaje hacia otras partes del mundo, se encuentra en vías de extinción.
Cabe decir que la actual tendencia de los medios de comunicación de masas (incluyendo a la prensa escrita), tiende a la concentración en grandes grupos. Esta situación da pie a la aparición de grandes oligopolios nacionales y, en casos extremos, incluso monopolios. Estos grandes grupos suelen verse sometidos a una fuerte polarización que entremezcla intereses políticos y económicos, dejando que la objetividad de la información recibida por el pueblo brille por su ausencia.
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Larraz Elorriaga, Fernando: "El Monopolio de la Palabra"
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